Con la presencia de Diego Capusotto, Sofìa Gala Castiglioni y“El Polaco”, el film toca la temàtica de aquellos ìdolos de la mùsica fallecidos en ese arbitrio cronològico, flamante  producción que actualmente se proyecta en varios complejos cinematogràficos.

Por Gustavo De Cèsare

(Capital Federal–Lunes 08 de Enero de 2018)El muy joven realizador cinematogràfico Nicanor Loreti hizo su debut fìlmico en el rubro largometraje con un documental sobre el grupo de rock “Hermética”, película bajo el tìtulo de “La Hache”, estrenada durante 2011, un desafío artìstico del que, aún padeciendo la falta de colaboración del máximo factotum de la banda, Ricardo Iorio, salió airoso. Mayores y mejores lauros mereció su debut en largos de ficción con el film“Diablo”, también del año 2011, realización que ganò dentro de los premios concecidos por el Festival de Cine de Mar del Plata de ese mismo año, un trabajo protagonizada por Juan Palomino, encarnando a Marcos al“Inca del Sinaí”, añejo y querible púgil entrado en desventuras.

En esa producción el reconocido actor de teatro y televisión estaba acompañado por el intèrprete Sergio Boris que daba vida a su atribulado primo Huguito; film realmente muy bien contado, certero y eficaz en su simpleza, amèn de resultar un trabajo super divertido. Casi un lustro y dos colaboraciones realizadas con Fabián Forte en la saga fìlmica“Socios Por Accidente”tuvieron que transcurrir para que Loreti regresase a la pantalla grande con un producto dirigido en solitario: “Kryptonita”, una especie de Liga de la Justicia lumpen trasladada al conurbano bonaerense, màs precisamente ubicada en la bonaerense locaciòn de Isidro Casanova,asomò producto de la adaptación de la novela homónima de Leonardo Oyola.

La empresa artìstica, más ambiciosa en todo sentido, con un libro ajeno, sumada a una trascripción llevada a una antiheroicidad argenta de campeones de la DC Comics por todos conocidos, incluyò un cast con figuras muy populares. Esta nueva realización en su lanzamiento tuvo una suerte más dispar con el resultado anhelado; lo que no impidió que, fruto del furor consumista de la ahora denominada literatura gráfica, redundara meses màs tarde en una serie con perfil spinn off que durante una temporada pudo ser apreciada en la señal de cable “Space”, emprendimiento bajo el nombre“Nafta Super”, nombre de uno de estos superhéroes a la argenta.

Tiempo màs tarde, puesto a coquetear nuevamente con una lógica bastante rayana en los canones del “comic”, si bien la novela de Oyola no era gráfica, pues apelaba a personajes de historieta y a su idiosincrasia para la confección de su libro, reapareciòn en tareas esta vez secundado por el guión del creativo británico Alex Cox (recordado por haber dirigido el film de culto“Repo Man”y la biopic“Syd & Nancy”), un especial proyecto que contò en ese momento con una infraestructura aceptable para sus contenidos. En el mismo,  Loreti se embarcò en una trama que, como ya se dejó traslucir, hubiera funcionado mucho mejor en el marco de un teveo que lo que lo hace en la pantalla.

La historia de esta película que vio la luz horas antes del finalizar la temporada 2017,   versa sobre una supuesta conexión entre las muertes de una serie de figuras reconocidísimas del ámbito del rock, todas estas acaecidas por sus involucrados a los 27 años de edad, defunciones por mano propia que ocurrieron voluntaria o accidentalmente, consistente en la hábil simulación de todos esos suicidios, los que en realidad no serían más que una serie de asesinatos llevados a cabo por músicos segundones, totalmente despechados en venganza por antiguos malos tratos recibidos de aquellas estrellas.

Bien conocido es, entre los fieles cultores del rock, el llamado“Club de los 27”, el cual está conformado por una serie de artistas que, como ya se señalò,abandonaron este mundo a esa edad, producto generalmente de abusos en el consumo de estupefacientes, legales o nò. A muchos de ellos hace referencia este nuevo film de Nicanor Loreti, entre ellos Jim Morrison, Janis Joplin, Jimi Hendrix y Amy Winehouse. A ellos se suman un par que sólo pueden adscribirse al haber accedido a cierto capricho lúdico del mencionado Cox: Joe Strummer, muerto a los 50 años, y Sid Vicious, muerto poco antes de cumplir los 22; los que perfectamente podrían haber sido reemplazados por otros dos“miembros  oficiales” del club, como Brian Jones y Kurt Cobain.

Todos se preguntaràn porquè tiene lugar la trama en la ciudad de Buenos Aires, respuesta generada en el mismo punto de partida de la película, con el supuesto“suicidio”de un ídolo del punk rock local (personaje llevado al frente por Ezequiel Ivan Cwirkaluk, mucho màs conocido en la mùsica como“El Polaco”, un espécimen cumbiero que bien parece servir de guiño a la presencia tácita del único miembro del club que tuvo nuestro país, es decir Rodrigo Bueno. Dicha muerte acaecida en una zona barrial de bajos fondos no muy especificada, es presenciada por una fan, testigo que asoma en la piel de Sofía Gala Castiglione, quien le revela a un policía muy particular (Diego Capusotto),  haberlo filmado con su celular, registro que parecería decir otra cosa en la observación mucho màs minuciosa.

Para no adelantar más de la trama de la película y sin avanzar en más detalles, sí cabe decir que los demás elementos que hacen a la misma están en verdad muy pobremente desarrollados, algunos apenas presentados con una o dos imágenes, los que los vuelven, más allá de su inverosimilitud (para la que hemos pactado desde el vamos la suspensión de todo incredulidad), totalmente antojadizos. Ni los parlamentos, que no brillan por su inspiración, ni la factura de las escenas de acción están a la altura del potencial del material. La historia podría haber estado mucho mejor expuesta y obtendría un mayor rédito plasmada como una historieta de generosa extensión que del modo en que se ha llevado a la pantalla. El tono bizarro, y la (escasa) comicidad no alcanzan para hacerle sacar la cabeza por sobre la línea de flotación de lo anecdóticamente simpático.

Por Gustavo De Césare (Noticias1440)