El sexteto comandado por Carlos López Puccio y Jorge Maronna estrenó el nuevo show en el Teatro Opera Orbis, un notable y divertido espectáculo que obra como la despedida de esta legendaria formación.
Los tropiezos de Mastropiero y el «Elenco 2019». La formación estrenó en Buenos Aires su último show con material inédito y es uno de los espectáculos teatrales más vistos en Capital Federal.
(Capital Federal – Sábado 21 de Enero de 2023) Hay una conjunción de sentimientos y emociones que se mezclan mientras la gente toma ubicación en la sala del Teatro Opera Orbis. La esperada presentaciòn de “Mas tropiezos de Mastropiero” conlleva varias sensaciones que mancomunadas en esas dos horas en dicho ámbito porteño, ubican al espectador ante un hecho histórico, al entender que el estreno de esta nueva obra constituye al mismo tiempo la despedida del exitoso grupo, decisión anunciada a pocas horas del lanzamiento de esta producción con textos, música y dirección de Carlos López Puccio y Jorge Maronna. Este inesperado anuncio impactó en el ánimo de los seguidores del famoso conjunto, pero muchos de ellos sabían que las últimas temporadas habían erosionado el ánimo de sus intérpretes con las muertes de Daniel Rabinovich, Marcos Mundstock y el productor Lino Patalano, sin olvidar que la formación también se vio afectada en lo estructural cuando Carlos Nuñez Cortés decidió a los 75 años jubilarse y bajar los decibeles físicos.
La necesidad de cerrar correctamente 55 años de triunfal carrera y darle un desenlace a las excelentes obras que consagraron al inolvidable conjunto, considerado por la crítica especializada como “los Beatles del humor inteligente”, surgió a poco de conocerse el fallecimiento del último administrador del histórico Teatro Maipo, apresurando en Puccio y Maronna la decisión de cerrar un circuito artístico que podía erosionarse si todos se dejaban llevar por la tentación de sostener algo, sin la adecuada pasión y cuidado. Nada pudo ser más difícil para ambos, siendo los últimos astronautas de la nave más original en la búsqueda del humor refinado, que tomar la decisión de apagar las turbinas emocionales para detener la deslumbrante travesía de poco más de medio siglo, volcados a la insólita experiencia de provocar la risa ajena con buena música como complemento de textos que muchísimos seguidores acérrimos pueden recitar muy orgullosos de memoria. La decisión de componer “Más tropiezos de Mastropiero”, este nuevo show con gran material inédito, implicó asumir en lo emocional que el mismo sería el encargado de clausurar después del glorioso camino sembrado, un lugar de inevitable finalización cultural.
Un show con momentos muy bien concebidos. «Más tropiezos de Mastropiero» abre juego a nuevos cuadros y un tríptico de materiales anteriormente presentados en vivo.
Con la pandemia ya controlada y un elenco afiatado que supo sincronizarse desde el 2019 a la fecha, la prueba de fuego fue como siempre el estreno a principios de año en Rosario, el banco de pruebas que siempre utilizó la formación para chequear y comprobar si todos los cimientos de un show estaban correctamente afincados en el lugar y espacio correcto, con la distancia prudencial de ajustar luego con minuciosidad esos engranajes que darían al espectáculo la tonalidad e impacto final al conocerse en el resto del mundo. Sabiendo a cada segundo que el estreno además iniciaba la cuenta regresiva para la despedida de los escenarios, “Les Luthiers” comprendió desde el primer segundo de la función de apertura en la “Chicago” Argentina, que habría que lidiar con un inevitable sabor agridulce de mostrar lo mejor que saben hacer, pero al mismo tiempo vivenciando ese particular duelo expuesto de comprender de la manera menos programada, que el adiós se aproximará con una diferencia de tiempo que la respuesta del público determinará hasta dónde habrá de extenderse.
En su nuevo y último espectáculo con voluminoso material inédito, la composición de los cuadros musicales y humorísticos corre en esta oportunidad por exclusiva cuenta de los miembros históricos Carlos López Puccio y Jorge Maronna, quienes concibieron para esta despedida de los escenarios un evento donde rinden tributo al mismísimo autor de todas sus tropelías musicales. Reservándose el trabajo de sostener el fuego de los motores en la sala de máquinas musical, el grupo pone en el escenario al mismísimo Johann Sebastián Mastropiero (interpretado por Martín O’Connor) en una entrevista televisiva que conduce el moderador de ese ciclo (Roberto Antier), lugar donde recorrerán la extensa carrera del entrevistado, con algunas obras de su histórica trayectoria. El formato permite desde una óptica diferente a la tradicional del presentador que antes anunciaba los cuadros, bucear y detenerse en las nuevas composiciones, aunque en medio del evento se cuelen tres añejas parcelas artísticas ya presentadas en anteriores espectáculos.
El conjunto de instrumentos informales no se rinde. En el nuevo show aparecen novedades muy logradas para ornamentar cada bloque actoral dedicado de lleno al humor.
El show juega con aquellos recuerdos de los memorables diálogos entre Rabinovich y Mundstock, donde el primero sacaba de las casillas al maestro de ceremonia una y otra vez sin pausa alguna. Durante esos muy incómodos momentos entre el compositor y el conductor televisivo, el exitoso conjunto de instrumentos informales va desgranando a cada instante los nuevos cuadros humorítico-musicales gestados durante la pandemia en los hogares de la dupla Puccio-Maronna. Pasan así unos polémicos “Villancicos Opus 25” compuestos a los tumbos y «Days Of Doris», la evocación de la legendaria norteamericana volcada al cine y la música, como fuente de inspiración para los soldados de la segunda guerra mundial, bloques donde las partes musicales dejan traslucir una magnífica gama de arreglos bien acompañados por las voces en ese escuadrón coral. Durante una prolongada secuencia, el grupo incursiona en el bolero, el gospel y hasta la música italiana, dejando a cada instante una huella imborrable de cómo encararlos en su estilo, sin que estos pierdan la gracia de las historias en esta interpretación de formatos muy contrastantes entre sí.
El espectáculo se permite una primera incursión en el pasado con el “Aria Agraria”, una de las recreaciones de material ya expuesto en otros shows, para inmediatamente poner a consideración uno de los cuadros más divertidos del estreno como “Partitura Invaluable”, donde un original de un clásico lírico es comparada con unos pentagramas de Mastropiero manchados con salsa bolognesa. Después de “Arriba los carteles”, el dueto de escritores del nuevo espectáculo vuelve a insertar dos piezas ya conocidas como “Pasión Bucólica” y “Vote a Ortega”, que llevan la firma del quinteto anterior a todos los cambios que esta formación atravesó en la última década de tareas. El nuevo show de Les Luthiers exhibe una impactante consistencia musical, con textos que a medida que pasen las funciones se verán calibrados al máximo mediante una sintonía fina de verificación. El grupo cuenta en la actualidad con tres buenos pianistas y dos de ellos (Tomas Mayer Wolf y Roberto Antier), se sacan chispas en “La clase de música”, un apasionante duelo de teclas entre el ejecutante bajo formación clásica y aquél más joven que no oculta su pasión por Jerry Lee Lewis, dando irrefrenable libertad a esa adrenalina incendiaria por tocar a pulsaciones realmente muy aceleradas.
«Days Of Doris» y el gracioso aliento al ejército americano. El show incluye una composición de Johann Sebastian Mastropiero relacionada con la Segunda Guerra Mundial y la rubia estrella de Hollywood.
Ya con el desenlace del espectáculo a pocos minutos del cierre, el grupo entiende que los últimos momentos del espectador con esta histórica formación ameritan pone en contexto el recuerdo de muchos icónicos momentos vividos en tantas décadas, algo que cobra vida en el “Cha Cha Chá para órgano a pistones”. El nuevo instrumento a primera vista asoma como una conjunción del motor de una Ferrari y un sistema de tubas muy sofisticado, un nuevo aparato para hacer música con mucha originalidad y buen sonido. Lo interesante de ese lanzamiento en vivo, es que en determinado momento los demás integrantes de esta formación irán sumando a la canción las míticas creaciones instrumentales informales que hicieron tan famoso al conjunto, una forma de antología con los inventos que le dieron al ensamble esa característica tan particular. La “Coda a la alegría” aparece como resultante del tramo donde Mastropiero explica el secreto de su éxito y permanencia, más allá de sus ocasionales fracasos, develando así de primera mano las incógnitas que los seguidores del sexteto querían conocer por lo menos antes de este adiós definitivo.
Como todo espectáculo de “Les Luthiers” que se precie de tal, el show incluye un obligado “número fuera de programa”, que despierta una enorme ovación y ni hablar cuando para ofrecer ese bonus sacan a relucir el mítico “Blues Opus 14”, que incluye la presencia en el escenario del aerófono con pelotas de básquet, momento donde la gente aplaude hasta que las palmas cambian de color. El espíritu tribunero gana la escena, y el enorme duelo entre el piano versus el instrumento informal pone de manifiesto la poderosa magia que deponen los cuadros musicales del conjunto, donde el humor no es un elemento menor. La gente a esta altura de las circunstancias se mantiene de pie manifestando su agradecimiento ante esas sutiles concesiones al memorable pasado, un cierre a la altura de los acontecimientos para una formación que supo concebir una apropiada despedida de los escenarios, dando en esta última entrega un concepto artístico de gran jerarquía, incansable belleza musical y el sutil humor al que acostumbraron a sus fans. Por primera vez en todo el show, tanto la agrupación como sus seguidores pueden desembarazarse de esas cadenas invisibles de cierta incomodidad ante el anuncio del adiós, comprendiendo que plantear una despedida bien arriba es la mejor manera que este logrado proyecto merece después de 55 años.
Un cierre a pura emoción evocatoria. En el nuevo show reaparecen algunos instrumentos que el grupo utilizó durante sus anteriores éxitos teatrales.
El despliegue del sexteto en vivo asoma conmovedor y obviamente muchos recordarán en algún momento a quienes ya no están en el grupo, evocados de una manera apropiada sin caer en golpes bajos o trucos sensibleros. Carlos López Puccio y Jorge Maronna manejan en vivo una química especial con la gente, luego de tantas décadas de complicidad con la audiencia, pero en esta oportunidad sus cuatro acompañantes reciben el reconocimiento que un esfuerzo artístico como este merece. Horacio Tato Turano muestra su sapiencia en la interpretación de diferentes instrumentos, mientras Tomas Mayer Wolf hace gala de un histrionismo impactante para sus roles en el proscenio, sin olvidar su talento al piano en el duelo colegiado del final. Martín O’Connor baila con la parte más difícil del espectáculo, teniendo sobre sus hombros un papel que siempre sobresalió con Daniel Rabinovich, pero apostando a su seguridad escénica y algún recurso de repentización, lleva a buen puerto y con mucha destreza una titánica tarea de sincronizar el humor con la música. Exponiendo a cada instante su crecimiento y consolidación profesional, Roberto Antier luce fantástico en su rol de moderador y maestro de ceremonias, pero cuando toca el piano desnuda toda su magia para encarar cautivantes momentos musicales.
“Les Luthiers”, a través de sus integrantes con mayor antigüedad, ha planteado ahora la despedida de un inmaculado símbolo del humor inteligente, temporada donde actuarán en el Opera Orbis, llevando luego este show al interior del país, Latinoamérica y Europa. Habrá que ver si el adiós definitivo ocurre en la presente temporada o si el indisimulable éxito que alcanzan a cada paso obliga a extender un año más la gran tournée de cierre. Entendiendo que el formato no debe bajar la calidad alcanzada a la fecha, el “conjunto de instrumentos informales” ha puesto en marcha este subyugante y bellísimo canto de cisne, comprendiendo que el circuito de obras y eventos debe finalizar en ese elevado nivel alcanzado. Para quienes lo conocen, la chance de presenciar esta última muestra creativa, mientras que aquellos que todavía no vieron al conjunto tienen en este caso, la invitación para contactar a uno de los más icónicos staff artísticos al servicio de la música, el humor con mayúsculas y la distinción cultural ajena a las convenciones de tono. Al presenciar “Más tropìezos de Mastropiero” algún lagrimón se escapara, pero la gracia de reírse bajo un ensamble tan distinguido, evitará que aquella reacción sea de tristeza para convertirse en un infinito agradecimiento a este notable y maravilloso conjunto.
Les Luthiers y un humor que se agradece mucho en estos tiempos. El sexteto despliega en su despedida de los escenarios una entrega impecable para reirse de absolutamente todo.
Les Luthiers – “Más tropiezos de Mastropiero” (Teatro Opera Orbis – Funciones todos los jueves y viernes a las 20:30, los sábados a las 20 horas) Un espectáculo escrito y dirigido por Carlos López Puccio y Jorge Maronna. // Elenco 2019 integrado por Carlos López Puccio, Jorge Maronna, Roberto Antier, Tomás Mayer-Wolf, Martín O’Connor y Horacio Tato Turano, actuando en vivo como alternantes Santiago Otero Ramos y Pablo Rabinovich) Producción Teatro Maipo // Prensa, Marketing y Difusión. Silvia Santos y Raul Casalotti. (Obras interpretadas: Diálogos con Mastropiero / Villancicos Opus 25 12 / Days Of Doris / Ella me engañó / Tristeza que entristece / Don Ciccio / Aria Agraria + / Partitura invaluable / Arriba los carteles / Pasiòn Bucólica + / Vote a Ortega + / La clase de música / Cha cha chá para órgano a pistones / Coda a la Alegría / Blues Opus 14).