Producido por Move Concerts, el fantástico músico inglés primero compartió fecha con Green Day el domingo en Vélez, ofreciendo un recital solo en el Luna Park anoche con localidades totalmente agotadas.
Una masterclass de punkrock en Argentina. Billy Idol actuó en Vélez y el Luna Park con un divertido concierto.
(Capital Federal – Miércoles 14 de Septiembre de 2022) Dueño de una personalidad muy carismática y canciones inoxidables con el paso del tiempo, Billy Idol pudo retomar su relación con el público argentino, audiencia que pudo volver a reencontrarse con un artista con todas las letras. Pasaron 31 años de aquél histórico paso del rockero en un Festival Rock And Pop, cuando en aquella ocasión, más precisamente el lunes 14 de enero de 1991, la estrella inglesa compartió una jornada con JAF y Joe Cocker en el estadio Monumental de Nuñez. Tres décadas y monedas después de esa memorable presentación en River, el milagro se hizo realidad y Billy Idol volvió a nuestra nación, visita que despertó elogiosas críticas y valiosos comentarios de aquellos que en la fecha compartida con Green Day o en su show propio, advirtieron que el compositor y cantante inglés luce tan espectacular y cautivante como siempre.
Cuando todavía no se conocía que llevaría a cabo un recital solo en el Luna Park, muchos de aquellos que lo siguen desde el anterior milenio, entendieron que la propuesta de verlo en la cancha de Vélez con Green Day como número principal era un excelente plan doble que merecía trasladarse a Liniers bien temprano, para disfrutar de un espectáculo dual con dos referentes artísticos que supieron madurar fabulosamente con el paso de los años. Los más precavidos apenas dieron puerta en el estadio José Amalfitani, ya formaban la cola al darse ingreso a las 16:00 en una jornada con muy buen clima, propicia para presenciar un evento al aire libre, fuese un recital o un encuentro deportivo. Después de una simpática y desprejuiciada performance del conjunto local “Bastardos del Under”, un grupo elegido a ese fin nada menos que por el líder del concierto principal, las expectativas cobraron gran dimensión allí a medida que pasaban los minutos por este reencuentro musical.
Pautado exactamente a las 19:15, el inicio del concierto del músico inglés homenajeó esa rigurosidad horaria británica comenzando puntualmente, mientras unas 40 mil personas terminaban de ubicarse en sus lugares para ese tramo tan deseado de la jornada. Los fans de cantautor del Reino Unido lo recibieron con una enorme ovación, comportamiento que se repitiría al final de cada canción interpretada. De rigurosa vestimenta de cuero negra, luciendo ese peinado punk con icónicas astas, bastó que Billy Idol encarase los primeros versos de uno de sus hits como “Dancing with myself”, para que, tanto aquellos que sacaron la entrada para poder verlo, como quienes llegaron a Liniers para disfrutar el show de Green Day, se conectaran irremediablemente con un artista muy impactante y querible sobre escena.
Un regreso que debió esperar 31 años. El cantautor inglés brilló en sus recitales argentinos.
A esa altura del domingo, la gente que todavía no había ingresado al estadio, al sentir los primeros acordes de “Cradle of love” aceleró sus pasos para ingresar al campo de juego o las distintas tribunas con mayor velocidad, seducida por una banda muy afilada que salió al proscenio decidida en esa hora de espectáculo a volarle la cabeza a los espectadores y vaya si lo lograron. Con un excelente audio y el fuerte respaldo de las pantallas laterales que dejaba ver sus movimientos, al principio tímidos y segundos más tarde adrenalínicos a más no poder, Billy Idol ganó confianza en sus movimientos, mientras que la banda que dirige desde su ubicación el guitarrista Steve Stevens se encargaba de acompañarlo firme y contundente, pero sin buscar restarle protagonismo. Habían pasado solo tres canciones en ese show del opening act extranjero y apenas con una cuarta parte del concierto efectuado, el músico inglés, convencido de su potencial, mostró cuan vigente se mantiene en vivo.
El propósito del concierto del músico del Reino Unido fue adelantar las canciones de su inminente EP “Cage 2022”, tras haber publicado a fin del año pasado otro EP titulado “The Roadside”, sumando así entre ambos proyectos un total de 8 canciones nuevas. Tras ese terceto de clásicos, el cautivante artista británico encaró una de sus canciones más emblemáticas como “Flesh for fantasy” mientras instaba a sus seguidores a cantar con él durante los estribillos, solicitud que se correspondió con muy buenos coros y muchísima simpatía de los fans que, sumados a los entusiastas seguidores del gran concierto central, provocaron que el número foráneo de apertura tuviese tanta calentura como aquél que se encargaría de clausurar el programa doble previsto.
Recién a la quinta canción, Idol hizo una breve pausa, saludó con agradecimiento a todos los asistentes y presentó el tema “Cage”, incluído en el disco que saldrá el próximo 23 de este mes. La canción fue respaldada por un video en blanco y negro proyectado detrás del escenario, donde se lo ve al músico sobre una plataforma clara entonando una letra que en todo momento alude al aislamiento provocado por la reciente pandemia de “covid 19” en todo el globo. Recibida con muy buenos aplausos, Billy devolvió la gentileza cantando en escena uno de sus clásicos como “White wedding”, para luego volver a mostrar material inédito en el recital entonando “Bitter taste”, canción que el anfitrión describió como una de sus favoritas en los últimos meses. El show transitaba la mitad de concierto y la gente en Vélez disfrutaba a más no poder de un concierto impecable con la noche ya instalada.
Una dupla imbatible con cuatro décadas de vida. El guitarrista Steve Stevens y Billy Idol exhiben una gran química a los largo de sus espectaculares recitales
Remontándose a una de sus canciones más icónicas, el cantante encaró “Eyes without a face”, tema incluído en el disco “Rebel Yell” del año 1983, recibiendo inmediatamente una ovación del público ante uno de sus hits más pegadizos y seductores. Ubicado sereno y concentrado a la derecha del cantante, el veterano guitarrista Steve Stevens lucía seguro manejando al grupo, luciendo un peinado de tono dark que recordaba el glamoroso look de Simon Gallup en “The Cure” en los triunfales años ‘80s. La canción “Mony Mony” se convirtió en la séptima pieza del set programado, momento para rockear y dejar claro que el músico representó una de las cartas fuertes del punk-rock menos visceral enfocado con gracia y gusto en parecer desprolijamente ordenado. Ya cambiado de vestuario y con gran entusiasmo por el apoyo del público, el añejo músico presentó una nueva canción llamada “Running from the ghost”, en la que maneja ese lenguaje vinculado a zombies y curiosos seres futuristas, un tema que ratificó su buena pluma componiendo con su guitarrista.
Ya habían transcurrido 45 minutos de concierto mientras la gente entraba en calor con un recital que llevaba velocidad crucero con buenas canciones. Para ese cuarto de hora que le quedaba al show, Idol decidió colocar tres temas de su repertorio de gira que nunca fallan a la hora de clausurar una faena como “Blue highway”, “Top gun anthem” y “Rebel Yell” que la gente coreó a más no poder. La performance del artista inglés obviamente iba por ese tramo del espectáculo muy encaramado, vital trilogía que permitió el lucimiento del guitarrista Steve Stevens, quien intercalando apoyaturas en el clavijero y algunos pedales, desarrolló sonidos verdaderamente muy sofisticados para lo que suele ser el instrumento de seis cuerdas en los tiempos que corren. La química del instrumentista con el cantante se mantiene vigente y es imposible sospechar de una conveniencia, porque este concierto sin una postura real no resistiría más que unos pocos minutos.
Mostrando que los años lo único que le agregaron a su desempeño son experiencias por diversos terrenos compositivos y una consolidación como front-man, el cantante inglés al culminar ese primer round en Argentina, se permitió utilizar algunos segundos para darle las gracias a la banda estadounidense que lo acobija en esta gira de estadios, hablando de forma muy elogiosa para los músicos que subirían pocos minutos después al escenario. Al comando de un grupo con buenos ejecutantes y una felicidad que lo desbordaba por esos instantes finales, Billy Idol desplegó sus mejores armas artísticas para dejar bien caliente el clima a poco del arranque de los Green Day. Recibiendo una muy extensa y explosiva ovación de las 40 mil personas reunidas en Vélez, el artista británico se tomò revancha de una pausa con nuestra nación de 31 años, mostrando que es un viejo zorro del panorama rockero que despliega fantásticas canciones y un carisma de enorme alcance.
Una multitud lo ovacionó anoche en el estadio Luna Park. El músico inglés canto para unas 7500 personas.
Dando respuesta al entusiasmo del público que quería verlo tocando más en Argentina, el rockero aceptó concretar un show 48 horas después de su presencia en la jornada doble junto a los Green Day, fecha adicional pautada en el estadio Luna Park para el martes 13 en horario prime-time en la zona de Retiro. Unas siete mil personas agotaron muy rápido los tickets para verlo y dos días después de su esperada actuación en Buenos Aires allì en la cancha de Vélez, el músico inglés disfrutó del cariño del público argentino, actuando en el viejo coliseo de box de la calle Bouchard. La gran diferencia, más allá de actuar en un lugar más reducido que un estadio de fútbol, fue la cercanía de la gente con el artista en un sitio menos ampuloso que el court del Amalfitani.
En esta oportunidad, con un concierto sin condicionamientos de horarios, Billy Idol hizo un listado un poco más extenso pero sin exagerar tampoco. Se permitió incluir canciones como “Speed”, “One hundred punks” y “Born to lose”, dándole a Steve Stevens un lapso mayor de tiempo para su solo instrumental. El show ratificó los méritos del cantautor del Reino Unido en este regreso en vivo, dos presentaciones producidas por Move Concerts con precisión y mucho cuidado. El regreso del músico británico, en tiempos donde todas las miradas permanecen dirigidas a Londres durante el velatorio de la reina Elizabeth II, constituyó una buena noticia en la grilla de recitales con artistas extranjeros. El cantante y compositor nacido en la relajada localidad de Stanmore que celebrará 67 años el próximo miércoles 30 de noviembre, exhibió una fabulosa madurez artística ratificando su título de rey del punk ochentoso, sumándole nuevas canciones tan interesantes como las anteriores.
Prensa Show Move Concerts: Agencia María Peluffo (María y Nadya Cabrera) Fotos. Gallo Bugherman y Gabriel Imparato