La actriz y cantante revivió su personaje más popular, un musical en el Teatro Liceo que celebra con este show sus primeros 150 años de vida como gran sala en la Argentina.
Elena Roger en una actuación deslumbrante y conmovedora. Su personaje de la Piaf es el más espectacular logro histriónico de toda su trayectoria artística
(Capital Federal – Miércoles 27 de Julio de 2022) La temporada 2022 necesitaba sin dudas un espectáculo así en los tiempos que corren, un evento que provoca un trascendental cambio de ánimo en el espectador, esos que percuten hasta el último milímetro de piel, generando una conmoción ineludible donde afloran una gama de sentimientos acostumbrados habitualmente a mantenerse ocultos. Hay una mujer que puede provocar todo eso y muchísimo más. Se llama Elena Roger y le basta ingresar al escenario para desatar una incontenible y brutal explosión emocional, las cual sin dudas nos marcará inevitablemente, lo aceptemos o nó.
La actriz y cantante tiene enorme talento, glamour, esa magia de las privilegiadas y una consustanciación interpretativa única. Brutal diamante histriónico, cada noche desarrolla una interpretación demoledora y todos al final se preguntan sin dudas muy asombrados, cómo ese cuerpo mediano y frágil resiste la enorme tensión psicofísica de un papel muy demandante de principio a fin. El encantamiento de una fantástica historia lleva grabado a fuego su nombre y apellido, exponiendo la exquisitez y encanto de una actuación colosal.
Incómodos en algún momento porque el público los ubica puntualmente por una película, obra o disco conceptual, los artistas navegan en el corazón de la audiencia sembrando una infinita cantidad de sensaciones con sus trabajos, entendiendo que hay determinadas cosas que los convertirán en inmortales, al menos para el recuerdo de sus admiradores. Por gran cantidad de motivos, la gente percibe determinados conceptos artísticos cargados de firme e inalterable valor, que provocan que esos trabajos ganen una muy inesperada perpetuidad en el corazón de aquellos privilegiados testigos, frente a una realización trascendental.
Su vuelta al teatro provocó un enorme boom comercial. Elena Roger como la «Piaf» es uno de los shows que no para de vender tickets para todas las funciones con mucha anticipación.
El obvio malestar que pueda acontecer en ciertos artistas al sentirse muy encasillados en un determinado rol u obra realizada, es una accidental circunstancia en la que intervienen la calidad artística, el concepto abordado y también la forma de hacerlo público desde su capacidad personal. Elena Roger podrá triunfar en muchas actividades, pero para bien o para mal ella es Edith Piaf, con todo lo que eso significa al recordar la mejor de todas sus interpretaciones teatrales. En Argentina habrá que pensar que cuando la intérprete decida no encararlo más, habrá que poner fin a una impactante evocación artística, porque nadie ni vendiéndole su alma al diablo logrará lo que esta intérprete consigue en ese memorable papel de su prestigiosa trayectoria sobre los escenarios del mundo.
13 años de espera para vivenciar lo anhelado
Este espectáculo que se conoció en Argentina durante 2009 en el circuito porteño, marcó a fuego la carrera de la actriz y cantante, quien en aquella temporada provocó no solo una fenomenología de funciones agotadas, notables críticas de la industria y una apabullante consagración como intérprete, sino también la brillante identificación de un ícono popular en su deslumbrante y superlativa forma de encarnar a la famosa intérprete Edith Giovanna Gassion (1915 – 1963), mucho más conocida como “Edith Piaf”. Cuando Elena Roger se sube al escenario del Liceo en la obra de Pam Gems, los espectadores se trasladan de una forma automática a los lugares y momentos donde la estrella francesa construyó una gran carrera, bañada tanto en tiempos exitosos como aquellos de profundo desgarro y dolor.
Hace pocos días, más precisamente el martes 26 de julio, el Teatro Liceo conmemoró sus primeros 150 años de vida, y para celebrarlo “Piaf” volvió a la cartelera con la producción de Adrián Suar y Preludio, bajo la certera dirección original de Jaime Lloyd, quien viajó a Buenos Aires para recalibrar la puesta y disfrutar como un espectador màs del estreno. En una velada donde se dieron cita las más importantes figuras del espectáculo, ignorando el anuncio del servicio meteorológico sobre fuertes tormentas para esa jornada, las estrellas y figuras más importantes del espectáculo nacional no quisieron perderse esta obra. Todos portaban una especial expresión, casi intuyendo el banquete intepretativo que degustarían.
Magistral de principio a fin. La magistral Elena Roger compone segundo a segundo un personaje inolvidable.
Una gala histórica con un selecto grupo de estrellas
Poco antes de la función, Carlos Rottemberg y el dueño de Pol-Ka aludieron al fenómeno de la pieza en su momento. El dueño del complejo Multiteatro en la avenida Corrientes, recordó todos los nombres y detalles de esa sala, mencionando a Mirtha Legrand, quien estaba presente en un palco viendo el evento. “Este teatro fue lo único que encontré antes que vos”, dijo y la diva celebró con risas esa cariñosa broma. Mientras en el escenario los involucrados firmaban el contrato de representaciones, poniendo su pulgar en una hoja, la lluvia afuera bendecía el regreso de un espectáculo único, que lo convierte en el musical de más trascendencia emocional al evocar un referente real tan icónico y conmovedor.
Trece años después de la temporada inaugural y luego de representarla en el exterior con fantástica respuesta, la puesta teatral de este “dramedy musical”, el show ha ganado una profundidad emocional inédita, fruto de la re-elaboración que tanto su intérprete concretó sobre su rol, como de los apropiados ajustes que el director Jamie Lloyd llevó a cabo por estas últimas semanas. El reggiseur acomodó ciertos tonos exacerbando un detallismo minimalista en las inflexiones físicas de la cantante, de acuerdo al tono de sentimientos que deba transitar, profundizando de esta manera todas sus interpretaciones hasta bucear una inesperada intimidad de sensaciones que amplifican aún más los logros anteriores.
El ADN de un personaje que su dueña maneja a la perfección
Manejándose como pez en el agua con un papel que ha descompuesto en su ADN para reacomodarlo de microscópica forma para exhibir una puntillosidad implacable, todas las canciones del espectáculo tienen un plus interpretativo extra, centrado en la nueva forma de aprovechar la dosificación respiratoria y las entonaciones más comprometidas. Dando a cada uno de los temas incluídos en el show una impronta muy perceptible, la artista en esta nueva versión del espectáculo ha decidido desarrollar un gran avatar interpretativo, buscando todavía acentuar algunos aspectos emocionales del personaje que trasuntan en la voz del mismo, metido en ese caleidoscopio de momentos tan intensos y dramáticos.
Un personaje con una demanda psicofísica inédita. La actríz y cantante entrega hasta el último suspiro una actuación superlativa sin pausas para recomponerse en lo corporal.
Elena Roger en esta nueva temporada de “Piaf” no solo expone una magnífica garganta para esa natural reverberación de ciertas consonantes de las canciones, sino una muy deslumbrante capacidad para manejar los volúmenes de sus entonaciones. Ese control físico para poner su cañon coral maniobrando con sutiles detalles microscópicos, la encuentra subiendo y bajando su voz de manera conmovedora en situaciones realmente muy demandantes, donde demuestra que la cantidad de anteriores funciones realizadas antes de este regreso, dejó un apéndice de recomendaciones subscriptas para mejorar aún más la belleza de su interpretación en esos 140 minutos de intensidad sin respiros, las cuales por suerte fueron aplicadas a rajatabla.
Una histórica esquina con todo su encanto y seducción
A casi una década y media de aquél desembarco inicial en la sala ubicada en la esquina de Paraná y Rivadavia, queda al descubierto que este gran musical no podría tener el mismo efecto sobre la audiencia, si el mismo fuese desarrollado en un sofisticado proscenio o en una locación de mayor tamaño para sumar así más cantidad de asistentes. El Liceo con sus aciertos y fallas edilíceas, entre las que sobresale ese crujir del suelo tan molesto en la funciones, es inexorablemente el mejor ámbito posible para concretar esta historia, dando a la misma un halo de magia estructural con sus columnas, balcones y pasillos. El lugar fue acondicionado luego de dos años y cuatro meses de permanecer cerrado, actualización edilícea que genera una inconfundible calidez de la sala en cada uno de sus sectores.
Acompañando a una monumental protagonista que deslumbra a la audiencia cada noche, el elenco que comprende una docena de cantantes, bailarines y actores no se queda atrás en su desempeño, alineado a una magnética figura artística que apenas pone un pie sobre escena, interactúa con ellos de manera tan sincronizada como natural, provocando que la historia de esos intensos momentos fluya convincente en cada segundo de acción. Elena Roger consigue una tan devastadora mimetización con Piaf, que incluso provoca pensar la potencial chance de que la artista estuviese poseída por el espíritu de la artista francesa en ese tiempo de obra, aunque esa interpretación tan talentosa desnuda que no necesita para tal objetivo la ayuda de mediums o colaboradores espirituales en ese fabuloso logro.
Un fabulloso musical que la gente quería ver nuevamente. La «Piaf» es uno de los eventos tops del 2022.
La mejor versión de un personaje icónico
Poniéndose en la piel de una mujer que se debatió entre el éxito de su oficio, la pérdida de seres amados, la crisis de aquellos tiempos en un continente que vivió dos guerras y todos los vicios no resueltos que comenzaron a deteriorarla de forma irreversible, Elena Roger expone no solo la mejor versión posible de este personaje del que luce adueñada no solo por sus aciertos interpretativos, sino por haber profundizado esa búsqueda de detalles que antes no habían sido buceados hasta el extremo analítico. Desarrollando una inolvidable entrega psicofísica que asusta por la dura demanda que ese rol desnuda en lo musical e histriónico, la brillante intérprete genera un conflicto mirando a futuro, porque la «Piaf” sin dudas es ella, y cuando esto se llame a su fin, convendrá no buscarle reemplazante, para evitar previsibles decepciones al respecto.