La versión argentina del ciclo extranjero “All Together Now” constituye uno de los más insufribles bodrios de la televisión abierta, un ciclo que ratifica la decadencia de un muy talentoso animador, quien hace tiempo orbita la dura intrascendencia por decisión propia.
Un regreso sin números convincentes. La vuelta de Tinelli a la tv solo generó cierto interés el día del debut.
(Domingo 07 de Agosto de 2022) Es un enorme fantasma de sí mismo. Ni siquiera los recalcitrantes y burdos seguidores que le toleran todos estos ciclos insufribles totalmente destinados al olvido, pueden ignorar este bochornoso momento que vive cada noche, en una señal que reza angustiosamente para que termine la temporada 2022, para decidir no renovar la vinculación comercial que lo une con alguien que subestimó tanto a tantas personas en tan poco tiempo. Perdió sin dudas lo más valioso e importante que alguien en un medio de comunicación o la vida real no debería extraviar jamás dentro del contexto industrial o social, es decir, su credibilidad.
Coqueteó con todos los personajes impresentables de una realidad que ahora no titubean en darle la espalda, mientras su presente lo encuentra sumido en un bochornoso ocaso en donde antes de renovarse, prefiere autoflagelarse haciendo cosas que averguenzan a todos los que en su momento avalaron su ascenso al olímpo catódico. Empecinado burramente en sostener un dueto de productores tan desangelados como desacomodados del contexto que vive la televisión, desparramó histérica alharaca de plastilina para anunciar un retorno tan devaluado e insulso, como jamás pudo imaginarse en la peor pesadilla de su carrera.
Después de hartar al público con ese macabro formato del “Bailando”, una injustificable excusa para dar rienda a ese circo de puteríos y peleas en pantalla que agobiaron a todos los que soñaban con un concurso hecho y derecho, en el cual finalmente ganaba la pareja que peor bailaba, se tomó una etapa sabática al comienzo de la pandemia poniendo en la pantalla un muleto del “Cantando” tan horrible como olvidable. En el 2021, amagó darle una oxigenación operacional al concurso de danza, falsa conversión a una “academia”, porque apenas los números alertaron del descenso, volvió sin titubeos al histérico circo de bailarines y jueces truchos, tan desgastado como los tornillos de un inodoro sin higienizar hace varios lustros.
Un programa sin alma ni ideas. El regreso con un ciclo de cantantes amateurs casi no llega a los dos dígitos de rating.
Chocó contra todas las paredes contra las que podía estamparse y desilusionò a todos los que alguna vez de buena fé confiaron en él como salvador o mesías de ciertas situaciones, decepcionando en los lugares en donde buscó protagonismo, sea el fútbol, a nivel club o institucional, la política y otras actividades, en las que dejó en claro que el campeón de las anteriores décadas ahora acusa automáticamente los golpes más feroces de la realidad sin reacción ni respuesta alguna. Muy lejos de hacer una apropiada autocrítica y poner casi de inmediato en orden los elementos y estructuras fallidas, prefirió cómodamente excusarse en inverosímiles argumentos evitando el cambio, sin aceptar sus responsabilidades.
Hace dos años que la pantalla chica viene explotando el concurso de cantantes amateurs, formato que tuvo su auge a principios de milenio con aquellos míticos reality-shows de los cuales salieron muchos “campeones”, cuyos cadáveres mediáticos hoy flotan en el profundo océano del abandono y el olvido. Los sobrevivientes de esa fenomenología en muchos casos han vendido su alma al diablo, los mejores postores y a alguna joyería de turno con los escasos remanentes espirituales aún no pervertidos. Del 2020 a la fecha, después del “Cantando” y con diverso resultado, la pantalla chica desarrolla competencias de canto, una estructura con fines poco artísticos , que además expone a la soledad a esos ganadores, cuando pierden ese brutal apoyo anabólico de la tv sosteniéndolos en el día a día.
Dejando en claro que su dupla de productores caducó en generar esas afortunadas ideas artísticas del pasado, las decisiones de sus últimos años lejos estuvieron de compensar su descendente respuesta laboral en pantalla, tiempos en los que la emisora que hoy lo cobija no dudó en recortarle minutos de emisión, transfiriéndolo sin titubeos a un absurdo horario tan inaudito y devaluado, como todas sus producciones buscando seducir a una audiencia que en buena parte ya no come vidrio. La respuesta del empresario y animador a cada error y falla estructural cometida, siempre fue la misma: tomar distancia recluído en el sur, Punta del Este o algún sitio paradisíaco de Europa, algo bastante previsible en un profesional que hoy no luce capaz de romper la inercia y pegar un golpe de timón en un presente devastadoramente inhóspito.
Un gallinero mediático con pocas figuras prestigiosas. En el jurado solo hay ocho artistas con destacados pergaminos profesionales.
Su brutal padecimiento en lo que queda del 2022 se denomina “Canta Conmigo Ahora”, adaptación del programa inglés “All Together Now”, donde una persona canta delante de cien jueces, esperando que estos pulsen un botón, se levanten de sus asientos y respalden al participante en esa exposición canora tan artificial y forzada. El programa parte de un precepto vomitivo y recalcitrante: no importa cantar bien, apasionadamente y con fuerte emoción, tomando en cuenta que lo único vital es lograr que cien individuos levanten el culo de sus sillas para apoyar esa performance, tan tóxica y carente de sentimientos, una actuación tan condicionada por una cuestión aritmética sometida al volumen de votantes.
La composición del jurado merece una consideración aparte. En el mismo conviven allí en ese gallinero escalonado con tanta parafernalia de luces, verdaderos músicos con una gran cantidad de personajes totalmente impresentables que se autoproclaman “cantantes”, cuando en realidad están puestos para llenar un tinglado de árbitros condicionados a dejar sus nalgas sobre la butaca o levantar las mismas, para expresar su apoyo al concursante en esa desnaturalizada interpretación. La mayoría de estos muñequitos de torta ubicados en la periferia de los verdaderos músicos, observan un comportamiento ultra-freek, dejando traslucir histeria y comentarios olvidables, buscando un aislado protagonismo en medio de la supuesta evaluación de alguien sometido a ser analizado por esos «feos payasitos de kermesse» que se creen lo más importante del ciclo.
Ubicados dentro del perímetro central de esta nave escenográfica, habitan los verdaderos artistas, convocados para darle credibilidad a esta situación televisiva, aparecen José Luis “el Puma” Rodríguez, Cristian Castro, Manuel Wirtz, Fernando Hortal “Bahiano” y Coti Sorokin. Este último asoma en escena con su pareja como “acompañante bonus”, la hija del animador, que jamás se destacó por sus dudosas dotes como vocalista. La misma está en ese sitio por ligazón familiar, luego de asomar en el estrellato de Internet como una influencer de peso intermedio, provocando cierto interés por la cantidad de tinta que le ha colocado a su organismo, desconociendo los efectos a futuro de haber insuflado a su muy traqueteada dermis, una sustancia que coreografiada en tatuajes, canceló su humanidad tal como viene de origen. Mezclado en un tribunal de cuestionable valor analítico, el actor y cantante de musicales Alejandro Paker fue puesto por el equipo televisivo para jugar de “villano”, un rol que desmerece sin dudas su indudable prestigio artístico.
Dos rituales que no faltan. Marcelo arranca con «Buenas Noches América» y cierra con su «Chau, Chau, Chau, Chauuu!»
Los músicos reales desperdician sus conocimientos, sometidos al instante donde exponen su análisis de lo ocurrido, condicionados por el animador a apoyar a esos participantes de cada velada, cuando en realidad ellos saben que ningún artista verdadero y duradero ha surgido de estos formatos televisivos tan esquemáticos y condicionados. En prolongados momentos se los nota desacomodados en ese manicomio televisivo, donde cantantes de nulo talento gritan y gesticulan buscando un ridículo consenso numérico, delante de 90 absurdos monigotes televisivos, tan olvidables como descartables si alguno falta o es reemplazado por otro jurado ante alguna situación operacional. Los artistas en ese contexto televisivo, están condicionados por ese tribunal amplificado artificialmente sin justificación alguna y sus comentarios suenan opacos o sin trascendencia en ese bochinche.
Punto aparte para el nefasto y siniestro mecanismo de casting que la producción del ciclo desarrolla para encontrar los conejillos de indias que aparecerán en pantalla, donde parece no importar tanto las condiciones artísticas del concursante, privilegiando varios aspectos desde lo personal que no aportan nada a lo estrictamente musical. El equipo selecciona al grupo de personas con más problemas existenciales o desavenencias físicas, ignorando en esa decisión que lo que se juzga es como cantan y nó si darán lástima en pantalla por una gama de cuestiones personales que tiene la totalidad de los habitantes de este planeta. Lo más vergonzoso es la ausencia de personas mayores, haciendo foco en el target de 17 a 30 años, un contexto donde la producción puede manipular a esos títeres a su antojo. Los viejos parece que deberán conformarse con cantar en sus casas o asilos, invisibilizados ahora por un muy mediocre ciclo de tv, que parece marginarlos sin el menor titubeo, buscando la audiencia joven o esa que sigue al trap, la nueva fecalidad sonora de moda.
A quince días de su debut, los números de audiencia del ciclo arrancaron muy lejos de las expectativas de sus realizadores y el canal. El animador solo anhela llegar a dos dígitos en los guarismos de Kantar-Ibope, algo que sobre la segunda semana peligró cuando durante un miércoles con fútbol el ciclo quedó por debajo de esa cifra soñada. “CCA” arrancó en su noche debut con 15.1 puntos de medición, casi tres menos que el arranque del formato “Bailando” en 2021, ganando la jornada de su debut ayudado por el final del ciclo “El hotel de los famosos”, única noche donde lideró las transmisiones. Paulatinamente, con el paso de los días, el programa comenzó su cuesta abajo perdiendo muchos televidentes, tal como era de esperar ante esta débil articulación impostada sin ningún valor musical de importancia. El formato en apenas dos semanas ha perdido casi cinco puntos de rating. Por algo será, nó?
Un regreso condicionado a los números. Desde la gerencia artística del canal le hicieron saber que si el ciclo marca 7 u 8 puntos, será levantado del aire o ubicado en un horario sin impacto en el rating diario.
Aunque en la emisora donde se emite el abúlico concurso de cantantes impostados dejan traslucir un apoyo inicial, para no quedar pegados en el respaldo institucional a un ciclo del grupo empresarial, los directivos del canal en las últimas horas lanzaron un curioso y amedrantador mensaje al conductor televisivo, dejándole saber que hay varios ciclos de una productora de ficción del director de contenidos que se levantaron cuando midieron 7 u 8 puntos en las habituales tablas de rating. ¿Teléfono para la productora del «Cabezón»?
Asfixiado por competir con la consolidada estructura de “La Voz” en la vecina orilla de Telefé, “Canta Conmigo Ahora” salió a mendigar desde su puesta en marcha el respaldo de un público que ya se hartó de esta farsa. Exponiendo a la vista pública una conducta más sometida que la de un funcionario público en medio de una inocultable pelea política entre dos cuestionadas facciones, Marcelo Tinelli expone a la vista general la imagen de alguien muy derrotado desde el vamos, que parece haber aceptado que su despedida de la pantalla chica debe ser únicamente fruto de sus errores, negándose a torcer este destino que hoy parece acortar su exitosa vida en la pantalla del canal del barrio Constitución, muy empecinado en destruírse con una tóxica monotonía estructural, que lo daña segundo a segundo sin que nadie haga nada para detener ese colapso tan espantoso como previsible en los tiempos que corren.
Sin mirar lo que sucede. Una sorpresa que nadie cree. Un ciclo de espaldas a la música y las ideas renovadoras.
Rating del ciclo del 25 de Julio al 04 de Agosto de 2022 (Fuente Kantar-Ibope)
Lunes 25 de Julio Martes 26 de Julio
Canta Conmigo Ahora 15.1 La Voz Argentina 12.8
Hotel de los Famosos 13.6 Fugitiva 11.8
La Voz Argentina 12.8 Los 8 Escalones del Millón 11.5
Fugitiva 11.3 Canta Conmigo Ahora 11.4
Telefé Noticias 10.7 Telefé Noticias 10.4
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Miércoles 27 de Julio Jueves 28 de Julio
La Voz Argentina 14.8 La Voz Argentina 14.9
Fugitiva 11.5 Canta Conmigo Ahora 10.8
Canta Conmigo Ahora 11.2 Los 8 Escalones del Millón 10.8
Los 8 Escalones del Millón 11.1 Fugitiva 10.6
Telefé Noticias 10.7 Telefé Noticias 9.1
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Lunes 01 de Agosto Martes 02 de Agosto
La Voz Argentina 13.4 La Voz Argentina 13.4
Fugitiva 11.9 Telefé Noticias 11.4
Los 8 Escalones del Millón 11.3 Los 8 Escalones del Millón 11.3
Telefe Noticias 10.4 Fugitiva 11.1
Canta Conmigo Ahora 10.2 Canta Conmigo Ahora 10.1
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Miércoles 03 de Agosto Jueves 04 de Agosto
La Voz Argentina 13.6 La Voz Argentina 13.0
Fugitiva 11.5 Los 8 Escalones del Millón 11.7
Los 8 Escalones del Millón 11.3 Fugitiva 10.9
Telefe Noticias 10.3 Canta Conmigo Ahora 10.5
Zuleyha 9.9 Telefé Noticias 10.4
Fotos «Canta Conmigo Ahora»: «Productora La Flia»